Tu templo.
El lugar dónde sentirse en paz.
En el que sabes que estás a salvo.
En el que te permites sentir, ser y estar en cualquier condición.
Sin máscaras.
Con honestidad.
Arropada por ti misma.
Cuidándote integralmente.
Respetando tu energía.
Tu cuerpo es tu hogar.
Si reparas cualquier desperfecto, sacas la basura a diario, la limpias y cambias la decoración, cuidas tus plantas, vives con total libertad y no dejas entrar a cualquiera. ¿Puedes decir lo mismo de tu cuerpo? ¿De tu mente?
La renovación, actualización y mantenimiento es necesario para la vida. Somos humanos sujetos a una Naturaleza en constante movimiento. No estás obligado a permanecer dónde no te sientes amado, respetado o sencillamente cómodo.
No le debes explicaciones a nadie.
Ser honesto contigo es lo único que es indiscutible.
Y solamente puedes hacerlo tu.
Sé valiente y vence al Ego (miedo).
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