No solo me miro. Me cazo.
Cuando algo no me gusta siento la incomodidad.
Me enfada darme cuenta que algunos pensamientos me parecen feos, no se los permitiría a otro. Me molesta esa parte de mi que me aleja de ese centro o de eso que espero de mi misma.
No obstante, los reconozco un regalo.
Me permiten ver que hay recorrido largo por andar.
Que de la misma manera que el crossfit me divierte por haber ejercicios inalcanzables todavía; la disciplina, els esfuerzo, la humildad y tomarse mucho menos en serio garantizan transitar por la vida plenamente.
Confieso que no soy siempre disciplinada, respetuosa, honesta y leal, a pesar que me cueste escribirlo y que sean mis valores pilar. Que me jode pillarme a mi misma con algunas de estas que no le permito a los que me rodean o amo con locura.
No es que pase cada día, pero cuando pasa me pica con ganas.
Estoy mostrando mi luna y urano en escorpio de par en par familia.
Es temporada de girarse en el rayito de Sol de otoño y sonreírle a la sombra, sin victimismo y con coraje.
Ni estar siempre a oscuras, ni negarse a mirar atrás por miedo a perder el control.
Es necesario preguntarse si estamos cumpliendo con lo que la vida espera de nosotros. Si ha valido la pena estar en este momento en la Tierra y si estaríamos orgullosos del camino andado si pudiésemos volver a escogerlo.
Seguimos con ganas de transformación, pero que llegue pronto la calma. ¿No?
En clase sostenemos y acompañamos el proceso. Súmate si quieres.
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