Nada de lo que pueda escribir es suficiente.

La tristeza que siento es enorme y sigue siendo insuficiente.

Tengo la sensación que van a querer engañarnos de nuevo para sacar provecho de una desgracia altamente evitable.

Las estructuras de poder se desmoronan y es nuestra obligación vibrar alto, muy alto.

La rabia y la ira son emociones que tenemos que aprovechar para movilizarnos y cambiar cosas.

Habrá quien quiera hacerlo a lo grande, pero con practicarlo en el corto espacio ya es útil.

No podemos olvidar que somos vulnerables, frágiles y perecederos. Y a la par, conocedores del alto impacto que dejamos en el mundo que nos rodea.

Así que sé lo más amable que puedas.

Empieza por ti, por hablarte bien, cuidarte bien. Apartar a todo aquel y aquellas cosas que son nefastas para tu cuerpo fisico, mental, emocional y energético.

Sonríe desde el corazón a los tuyos y ayúdalos en aquello que puedas.

Trabaja la paciencia y la compasión.

Canaliza tu emociones no confortables y sé consciente de qué te están contando.

Tengo ganas de llorar y los pelos de punta cada vez que escucho noticias y veo imágenes.

Los problemas diarios, caseros o laborales han perdido peso e intensidad.

Siento impotencia y trato de evitar caer en el condicionamiento.

Quiero que tiemblen los culpables, que se marchen e incapaciten.

Deseo la gente esté despierta, serena y nos gestionen aquellos que sus intereses sean los de servicio al pueblo.

No, la indignación no es suficiente por que sin cambios reales de consciencia las estructuras de poder solo cambiaran de personajes.

Ojalá sea posible.