De ti mismo.
Difícil empresa.
Libertad en el punto de mira.
Frenar ante la reacción implica presencia, auto observación, aceptación a las emociones, capacidad para abstraerse de ellas, paciencia y compasión.
No se trata de estar prevenido o en alerta para controlar cualquier situación, sino de entrenar a diario la habilidad para la autoescucha que genera la serenidad de no tener el bote a punto de rebosar siempre.
Gobernar el estado del Ser sin permitir que cualquier situación externa provoque tal tempestad que caigas rápidamente en el personaje de víctima o agresor.
Esta gestión te permite sentir y ver sin esconder nada. Muestra la realidad de uno mismo, las creencias que nos llevan a un estado emocional y solo así posibilita tener opciones. Ser libre para escoger qué haces con eso que sientes.
No hay pastilla milagrosa ni ecuación perfecta. La práctica de atender al presente requiere bajar la velocidad de acción de todo y, necesariamente, de eliminar tareas. No cabe todo, hay que priorizar.
Disciplinarse en aquello que nos hace bien y ser flexible para admitir los cambios naturales de la vida.
Dedicar espacio a NO HACER NADA y aumentar la calidad a lo que se hace.
Profundizar en la mente para mantenerla a raya ante un Ego cagado de miedo, por heridas que se ven constantemente atacadas.
Sentir el cuerpo físico, trabajarlo, cuidarlo, respirar, alimentarlo adecuadamente y proporcionarle también el descanso que requiere.
La última temporada de eclipses del año promete espacios para soltar, limpiar y ordenar. Estamos sintiendo ya esta necesidad de limpieza.
Hazlo.
Deshazte de toda carga innecesaria aunque sientas terror.
La libertad está al otro lado.
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