Es aprender a amarse y hacerlo fuerte.
Cuidarse por encima de cualquier orden, expectativa (propia o ajena), situación o circunstancia.
Explorar los huecos, sombras y agujeros aún con miedo o vergüenza para enamorarse de cada rincón.
Dejar a un lado la sensación de incapacidad, desmerecimiento o insuficiencia.
Apartar el rechazo, la injusticia, traición, humillación o abandono.
Es abrir los ojos al mundo interno, escucharse tanto que no haga falta que el cuerpo grite.
Es vivir poética y plenamente. De forma sincera, con humildad y respeto.
Tener el coraje de Ser.
Conocerse no es sencillo por que desde pequeños nos indican quienes somos, qué debemos hacer o no, metidos en aulas para que desarrollemos las misma capacidades sin tener en cuenta nuestras habilidades innatas.
Todo lo que nos rodea nos sugiere el camino a seguir y el prohibido.
Nos obliga a inhibirnos de nuestra verdadera Naturaleza para encajar.
Y solo cuando parece que todo va mal, cuando nos sentimos incompletos, en una rueda de ratón o nuestro cuerpo enferma; en el mejor de los casos nos ponemos manos a la obra y permitimos reventarlo todo y decir basta.
Honro, alabo y animo al que se atreve a ser un disruptor de su propio sistema. El que se escucha en silencio. Al que alza la voz aún con lágrimas en los ojos y se atreve a cabalgar su propia ola.
Para ser libres es lo único que nos queda.
Si eres de esos, no estás solo. Somos muchos y vibramos fuerte.
Sé valiente y conócete.
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